Junio 28 - Salmos 78, 79, 80, 81, 82

Salmos 78:1-72 SRV
1  Masquil de Asaph. ESCUCHA, pueblo mío, mi ley: Inclinad vuestro oído á las palabras de mi boca.
2  Abriré mi boca en parábola; Hablaré cosas reservadas de antiguo:
3  Las cuales hemos oído y entendido; Que nuestros padres nos las contaron.
4  No las encubriremos á sus hijos, Contando á la generación venidera las alabanzas de Jehová, Y su fortaleza, y sus maravillas que hizo.
5  El estableció testimonio en Jacob, Y pusó ley en Israel; La cual mandó á nuestros padres Que la notificasen á sus hijos;
6  Para que lo sepa la generación venidera, y los hijos que nacerán; Y los que se levantarán, lo cuenten á sus hijos;
7  A fin de que pongan en Dios su confianza, Y no se olviden de las obras de Dios, Y guarden sus mandamientos:
8  Y no sean como sus padres, Generación contumaz y rebelde; Generación que no apercibió su corazón, Ni fué fiel para con Dios su espíritu.

9  Los hijos de Ephraim armados, flecheros, Volvieron las espaldas el día de la batalla.
10  No guardaron el pacto de Dios, Ni quisieron andar en su ley:
11  Antes se olvidaron de sus obras, Y de sus maravillas que les había mostrado.
12  Delante de sus padres hizo maravillas En la tierra de Egipto, en el campo de Zoán.
13  Rompió la mar, é hízolos pasar; E hizo estar las aguas como en un montón.
14  Y llevólos de día con nube, Y toda la noche con resplandor de fuego.
15  Hendió las peñas en el desierto: Y dióles á beber como de grandes abismos;
16  Pues sacó de la peña corrientes, E hizo descender aguas como ríos.
17  Empero aun tornaron á pecar contra él, Enojando en la soledad al Altísimo.
18  Pues tentaron á Dios en su corazón, Pidiendo comida á su gusto.
19  Y hablaron contra Dios, Diciendo: ¿Podrá poner mesa en el desierto?
20  He aquí ha herido la peña, y corrieron aguas, Y arroyos salieron ondeando: ¿Podrá también dar pan? ¿Aparejará carne á su pueblo?
21  Por tanto oyó Jehová, é indignóse: Y encendióse el fuego contra Jacob, Y el furor subió también contra Israel;
22  Por cuanto no habían creído á Dios, Ni habían confiado en su salud:
23  A pesar de que mandó á las nubes de arriba, Y abrió las puertas de los cielos,
24  E hizo llover sobre ellos maná para comer, Y dióles trigo de los cielos.
25  Pan de nobles comió el hombre: Envióles comida á hartura.
26  Movió el solano en el cielo, Y trajo con su fortaleza el austro.
27  E hizo llover sobre ellos carne como polvo, Y aves de alas como arena de la mar.
28  E hízolas caer en medio de su campo, Alrededor de sus tiendas.
29  Y comieron, y hartáronse mucho: Cumplióles pues su deseo.
30  No habían quitado de sí su deseo, Aun estaba su vianda en su boca,
31  Cuando vino sobre ellos el furor de Dios, Y mató los más robustos de ellos, Y derribo los escogidos de Israel.
32  Con todo esto pecaron aún, Y no dieron crédito á sus maravillas.
33  Consumió por tanto en nada sus días, Y sus años en la tribulación.
34  Si los mataba, entonces buscaban á Dios; Entonces se volvían solícitos en busca suya.
35  Y acordábanse que Dios era su refugio. Y el Dios Alto su redentor.
36  Mas le lisonjeaban con su boca, Y con su lengua le mentían:
37  Pues sus corazones no eran rectos con él, Ni estuvieron firmes en su pacto.
38  Empero él misericordioso, perdonaba la maldad, y no los destruía: Y abundó para apartar su ira, Y no despertó todo su enojo.
39  Y acordóse que eran carne; Soplo que va y no vuelve.

40  Cuántas veces lo ensañaron en el desierto, Lo enojaron en la soledad!
41  Y volvían, y tentaban á Dios, Y ponían límite al Santo de Israel.
42  No se acordaron de su mano, Del día que los redimió de angustia;
43  Cuando puso en Egipto sus señales, Y sus maravillas en el campo de Zoán;
44  Y volvió sus ríos en sangre, Y sus corrientes, porque no bebiesen.
45  Envió entre ellos una mistura de moscas que los comían, Y ranas que los destruyeron.
46  Dió también al pulgón sus frutos, Y sus trabajos á la langosta.
47  Sus viñas destruyó con granizo, Y sus higuerales con piedra;
48  Y entregó al pedrisco sus bestias, Y al fuego sus ganados.
49  Envió sobre ellos el furor de su saña, Ira y enojo y angustia, Con misión de malos ángeles.
50  Dispuso el camino á su furor; No eximió la vida de ellos de la muerte, Sino que entregó su vida á la mortandad.
51  E hirió á todo primogénito en Egipto, Las primicias de las fuerzas en las tiendas de Châm.
52  Empero hizo salir á su pueblo como ovejas, Y llevólos por el desierto, como un rebaño.
53  Y guiólos con seguridad, que no tuvieron miedo; Y la mar cubrió á sus enemigos.
54  Metiólos después en los términos de su santuario, En este monte que ganó su mano derecha.
55  Y echó las gentes de delante de ellos, Y repartióles una herencia con cuerdas; E hizo habitar en sus moradas á las tribus de Israel.
56  Mas tentaron y enojaron al Dios Altísimo, Y no guardaron sus testimonios;
57  Sino que se volvieron, y se rebelaron como sus padres: Volviéronse como arco engañoso.
58  Y enojáronlo con sus altos, Y provocáronlo á celo con sus esculturas.
59  Oyólo Dios, y enojóse, Y en gran manera aborreció á Israel.
60  Dejó por tanto el tabernáculo de Silo, La tienda en que habitó entre los hombres;
61  Y dió en cautividad su fortaleza, Y su gloria en mano del enemigo.
62  Entregó también su pueblo á cuchillo, Y airóse contra su heredad.
63  El fuego devoró sus mancebos, Y sus vírgenes no fueron loadas en cantos nupciales.
64  Sus sacerdotes cayeron á cuchillo, Y sus viudas no lamentaron.
65  Entonces despertó el Señor á la manera del que ha dormido, Como un valiente que grita excitado del vino:
66  E hirió á sus enemigos en las partes posteriores: Dióles perpetua afrenta.
67  Y desechó el tabernáculo de José, Y no escogió la tribu de Ephraim.
68  Sino que escogió la tribu de Judá, El monte de Sión, al cual amó.
69  Y edificó su santuario á manera de eminencia, Como la tierra que cimentó para siempre.
70  Y eligió á David su siervo, Y tomólo de las majadas de las ovejas:
71  De tras las paridas lo trajo, Para que apacentase á Jacob su pueblo, y á Israel su heredad.
72  Y apacentólos con entereza de su corazón; Y pastoreólos con la pericia de sus manos.

Salmos 79:1-13 SRV
1  Salmo de Asaph. OH Dios, vinieron las gentes á tu heredad; El templo de tu santidad han contaminado; Pusieron á Jerusalem en montones.
2  Dieron los cuerpos de tus siervos por comida á las aves de los cielos; La carne de tus santos á las bestias de la tierra.
3  Derramaron su sangre como agua en los alrededores de Jerusalem; Y no hubo quien los enterrase.
4  Somos afrentados de nuestros vecinos, Escarnecidos y burlados de los que están en nuestros alrededores.
5  ¿Hasta cuándo, oh Jehová? ¿has de estar airado para siempre? ¿Arderá como fuego tu celo?

6  Derrama tu ira sobre las gentes que no te conocen, Y sobre los reinos que no invocan tu nombre.
7  Porque han consumido á Jacob, Y su morada han asolado.
8  No recuerdes contra nosotros las iniquidades antiguas: Anticípennos presto tus misericordias, Porque estamos muy abatidos.
9  Ayúdanos, oh Dios, salud nuestra, por la gloria de tu nombre: Y líbranos, y aplácate sobre nuestros pecados por amor de tu nombre.
10  Porque dirán las gentes: ¿Dónde está su Dios? Sea notoria en las gentes, delante de nuestros ojos, La venganza de la sangre de tus siervos, que fué derramada.
11  Entre ante tu acatamiento el gemido de los presos: Conforme á la grandeza de tu brazo preserva á los sentenciados á muerte.
12  Y torna á nuestros vecinos en su seno siete tantos De su infamia, con que te han deshonrado, oh Jehová.
13  Y nosotros, pueblo tuyo, y ovejas de tu dehesa, Te alabaremos para siempre: Por generación y generación cantaremos tus alabanzas.

Salmos 80:1-19 SRV
1  Al Músico principal: sobre Sosannim Eduth: Salmo de Asaph. OH Pastor de Israel, escucha: Tú que pastoreas como á ovejas á José, Que estás entre querubines, resplandece.
2  Despierta tu valentía delante de Ephraim, y de Benjamín, y de Manasés, Y ven á salvarnos.
3  Oh Dios, haznos tornar; Y haz resplandecer tu rostro, y seremos salvos.
4  Jehová, Dios de los ejércitos, ¿Hasta cuándo humearás tú contra la oración de tu pueblo?
5  Dísteles á comer pan de lágrimas, Y dísteles á beber lágrimas en gran abundancia.
6  Pusístenos por contienda á nuestros vecinos: Y nuestros enemigos se burlan entre sí.
7  Oh Dios de los ejércitos, haznos tornar; Y haz resplandecer tu rostro, y seremos salvos.

8  Hiciste venir una vid de Egipto: Echaste las gentes, y plantástela.
9  Limpiaste sitio delante de ella, E hiciste arraigar sus raíces, y llenó la tierra.
10  Los montes fueron cubiertos de su sombra; Y sus sarmientos como cedros de Dios.
11  Extendió sus vástagos hasta la mar, Y hasta el río sus mugrones.
12  ¿Por qué aportillaste sus vallados, Y la vendimian todos los que pasan por el camino?
13  Estropeóla el puerco montés, Y pacióla la bestia del campo.
14  Oh Dios de los ejércitos, vuelve ahora: Mira desde el cielo, y considera, y visita esta viña,
15  Y la planta que plantó tu diestra, Y el renuevo que para ti corroboraste.
16  Quemada á fuego está, asolada: Perezcan por la reprensión de tu rostro.
17  Sea tu mano sobre el varón de tu diestra, Sobre el hijo del hombre que para ti corroboraste.
18  Así no nos volveremos de ti: Vida nos darás, é invocaremos tu nombre.
19  Oh Jehová, Dios de los ejércitos, haznos tornar; Haz resplandecer tu rostro, y seremos salvos.

Salmos 81:1-16 SRV
1  Al Músico principal: sobre Gittith: Salmo de Asaph. CANTAD á Dios, fortaleza nuestra: Al Dios de Jacob celebrad con júbilo.
2  Tomad la canción, y tañed el adufe, El arpa deliciosa con el salterio.
3  Tocad la trompeta en la nueva luna, En el día señalado, en el día de nuestra solemnidad.
4  Porque estatuto es de Israel, Ordenanza del Dios de Jacob.
5  Por testimonio en José lo ha constituído, Cuando salió por la tierra de Egipto; Donde oí lenguaje que no entendía.
6  Aparté su hombro de debajo de la carga; Sus manos se quitaron de vasijas de barro.
7  En la calamidad clamaste, y yo te libré: Te respondí en el secreto del trueno; Te probé sobre las aguas de Meriba. (Selah.)

8  Oye, pueblo mío y te protestaré. Israel, si me oyeres,
9  No habrá en ti dios ajeno, Ni te encorvarás á dios extraño.
10  Yo soy Jehová tu Dios, Que te hice subir de la tierra de Egipto: Ensancha tu boca, y henchirla he.
11  Mas mi pueblo no oyó mi voz, E Israel no me quiso á mí.
12  Dejélos por tanto á la dureza de su corazón: Caminaron en sus consejos.
13  Oh, si me hubiera oído mi pueblo, Si en mis caminos hubiera Israel andado!
14  En una nada habría yo derribado sus enemigos, Y vuelto mi mano sobre sus adversarios.
15  Los aborrecedores de Jehová se le hubieran sometido; Y el tiempo de ellos fuera para siempre.
16  Y Dios lo hubiera mantenido de grosura de trigo: Y de miel de la piedra te hubiera saciado.

Salmos 82:1-8 SRV
1  Salmo de Asaph. DIOS está en la reunión de los dioses; En medio de los dioses juzga.
2  ¿Hasta cuándo juzgaréis injustamente, Y aceptaréis las personas de los impíos? (Selah.)
3  Defended al pobre y al huérfano: Haced justicia al afligido y al menesteroso.
4  Librad al afligido y al necesitado: Libradlo de mano de los impíos.
5  No saben, no entienden, Andan en tinieblas: Vacilan todos los cimientos de la tierra.

6  Yo dije: Vosotros sois dioses. E hijos todos vosotros del Altísimo.
7  Empero como hombres moriréis. Y caeréis como cualquiera de los tiranos.
8  Levántate, oh Dios, juzga la tierra: Porque tú heredarás en todas las gentes.