Octubre 5 - Mateo 14, 15

Mateo 14:1-36 SRV
1  EN aquel tiempo Herodes el tetrarca oyó la fama de Jesús,
2  Y dijo á sus criados: Este es Juan el Bautista: él ha resucitado de los muertos, y por eso virtudes obran en él.
3  Porque Herodes había prendido á Juan, y le había aprisionado y puesto en la cárcel, por causa de Herodías, mujer de Felipe su hermano;
4  Porque Juan le decía: No te es lícito tenerla.
5  Y quería matarle, mas temía al pueblo; porque le tenían como á profeta.
6  Mas celebrándose el día del nacimiento de Herodes, la hija de Herodías danzó en medio, y agradó á Herodes.
7  Y prometió él con juramento de darle todo lo que pidiese.
8  Y ella, instruída primero de su madre, dijo: Dame aquí en un plato la cabeza de Juan el Bautista.
9  Entonces el rey se entristeció; mas por el juramento, y por los que estaban juntamente á la mesa, mandó que se le diese.
10  Y enviando, degolló á Juan en la cárcel.
11  Y fué traída su cabeza en un plato y dada á la muchacha; y ella la presentó á su madre.
12  Entonces llegaron sus discípulos, y tomaron el cuerpo, y lo enterraron; y fueron, y dieron las nuevas á Jesús.

13  Y oyéndo lo Jesús, se apartó de allí en un barco á un lugar descierto, apartado: y cuando las gentes lo oyeron, le siguieron á pie de las ciudades.
14  Y saliendo Jesús, vió un gran gentío, y tuvo compasión de ellos, y sanó á los que de ellos había enfermos.
15  Y cuando fué la tarde del día, se llegaron á él sus discípulos, diciendo: El lugar es desierto, y el tiempo es ya pasado: despide las gentes, para que se vayan por las aldeas, y compren para sí de comer.
16  Y Jesús les dijo: No tienen necesidad de irse: dadles vosotros de comer.
17  Y ellos dijeron: No tenemos aquí sino cinco panes y dos peces.
18  Y él les dijo: Traédmelos acá.
19  Y mandando á las gentes recostarse sobre la hierba, tomando los cinco panes y los dos peces, alzando los ojos al cielo, bendijo, y partió y dió los panes á los discípulos, y los discípulos á las gentes.
20  Y comieron todos, y se hartaron; y alzaron lo que sobró de los pedazos, doce cestas llenas.
21  Y los que comieron fueron como cinco mil hombres, sin las mujeres y los niños.

22  Y luego Jesús hizo á sus discípulos entrar en el barco, é ir delante de él á la otra parte del lago, entre tanto que él despedía á las gentes.
23  Y despedidas las gentes, subió al monte, apartado, á orar: y como fué la tarde del día, estaba allí solo.
24  Y ya el barco estaba en medio de la mar, atormentado de las ondas; porque el viento era contrario.
25  Mas á la cuarta vela de la noche, Jesús fué á ellos andando sobre la mar.
26  Y los discípulos, viéndole andar sobre la mar, se turbaron, diciendo: Fantasma es. Y dieron voces de miedo.
27  Mas luego Jesús les habló, diciendo: Confiad, yo soy; no tengáis miedo.
28  Entonces le respondió Pedro, y dijo: Señor, si tú eres, manda que yo vaya á ti sobre las aguas.
29  Y él dijo: Ven. Y descendiendo Pedro del barco, andaba sobre las aguas para ir á Jesús.
30  Mas viendo el viento fuerte, tuvo miedo; y comenzándose á hundir, dió voces, diciendo: Señor, sálvame.
31  Y luego Jesús, extendiendo la mano, trabó de él, y le dice: Oh hombre de poca fe, ¿por qué dudaste?
32  Y como ellos entraron en el barco, sosegóse el viento.
33  Entonces los que estaban en el barco, vinieron y le adoraron, diciendo: Verdaderamente eres Hijo de Dios.

34  Y llegando á la otra parte, vinieron á la tierra de Genezaret.
35  Y como le conocieron los hombres de aquel lugar, enviaron por toda aquella tierra alrededor, y trajeron á él todos los enfermos;
36  Y le rogaban que solamente tocasen el borde de su manto; y todos los que tocaron, quedaron sanos.

Mateo 15:1-39 SRV
1  ENTONCES llegaron á Jesús ciertos escribas y Fariseos de Jerusalem, diciendo:
2  ¿Por qué tus discípulos traspasan la tradición de los ancianos? porque no se lavan las manos cuando comen pan.
3  Y él respondiendo, les dijo: ¿Por qué también vosotros traspasáis el mandamiento de Dios por vuestra tradición?
4  Porque Dios mandó, diciendo: Honra al padre y á la madre, y, El que maldijere al padre ó á la madre, muera de muerte.
5  Mas vosotros decís: Cualquiera que dijere al padre ó á la madre: Es ya ofrenda mía á Dios todo aquello con que pudiera valerte;
6  No deberá honrar á su padre ó á su madre con socorro. Así habéis invalidado el mandamiento de Dios por vuestra tradición.
7  Hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías, diciendo:
8  Este pueblo de labios me honra; Mas su corazón lejos está de mí.
9  Mas en vano me honran, Enseñando doctrinas y mandamientos de hombres.

10  Y llamando á sí las gentes, les dijo: Oid, y entended:
11  No lo que entra en la boca contamina al hombre; mas lo que sale de la boca, esto contamina al hombre.
12  Entonces llegándose sus discípulos, le dijeron: ¿Sabes que los Fariseos oyendo esta palabra se ofendieron?
13  Mas respondiendo él, dijo: Toda planta que no plantó mi Padre celestial, será desarraigada.
14  Dejadlos: son ciegos guías de ciegos; y si el ciego guiare al ciego, ambos caerán en el hoyo.
15  Y respondiendo Pedro, le dijo: Decláranos esta parábola.
16  Y Jesús dijo: ¿Aun también vosotros sois sin entendimiento?
17  ¿No entendéis aún, que todo lo que entra en la boca, va al vientre, y es echado en la letrina?
18  Mas lo que sale de la boca, del corazón sale; y esto contamina al hombre.
19  Porque del corazón salen los malos pensamientos, muertes, adulterios, fornicaciones, hurtos, falsos testimonios, blasfemias.
20  Estas cosas son las que contaminan al hombre: que comer con las manos por lavar no contamina al hombre.

21  Y saliendo Jesús de allí, se fué á las partes de Tiro y de Sidón.
22  Y he aquí una mujer Cananea, que había salido de aquellos términos, clamaba, diciéndole: Señor, Hijo de David, ten misericordia de mí; mi hija es malamente atormentada del demonio.
23  Mas él no le respondió palabra. Entonces llegándose sus discípulos, le rogaron, diciendo: Despáchala, pues da voces tras nosotros.
24  Y él respondiendo, dijo: No soy enviado sino á las ovejas perdidas de la casa de Israel.
25  Entonces ella vino, y le adoró, diciendo: Señor socórreme.
26  Y respondiendo él, dijo: No es bien tomar el pan de los hijos, y echarlo á los perrillos.
27  Y ella dijo: Sí, Señor; mas los perrillos comen de las migajas que caen de la mesa de sus señores.
28  Entonces respondiendo Jesús, dijo: Oh mujer, grande es tu fe; sea hecho contigo como quieres. Y fué sana su hija desde aquella hora.

29  Y partido Jesús de allí, vino junto al mar de Galilea: y subiendo al monte, se sentó allí.
30  Y llegaron á él muchas gentes, que tenían consigo cojos, ciegos, mudos, mancos, y otros muchos enfermos: y los echaron á los pies de Jesús, y los sanó:
31  De manera que se maravillaban las gentes, viendo hablar los mudos, los mancos sanos, andar los cojos, y ver los ciegos: y glorificaron al Dios de Israel.
32  Y Jesús llamando á sus discípulos, dijo: Tengo lástima de la gente, que ya hace tres días que perseveran conmigo, y no tienen qué comer; y enviarlos ayunos no quiero, porque no desmayen en el camino.
33  Entonces sus discípulos le dicen: ¿Dónde tenemos nosotros tantos panes en el desierto, que hartemos á tan gran compañía?
34  Y Jesús les dice: ¿Cuántos panes tenéis? Y ellos dijeron: Siete, y unos pocos pececillos.
35  Y mandó á las gentes que se recostasen sobre la tierra.
36  Y tomando los siete panes y los peces, haciendo gracias, partió y dió á sus discípulos; y los discípulos á la gente.
37  Y comieron todos, y se hartaron: y alzaron lo que sobró de los pedazos, siete espuertas llenas.
38  Y eran los que habían comido, cuatro mil hombres, sin las mujeres y los niños.
39  Entonces, despedidas las gentes, subió en el barco: y vino á los términos de Magdalá.